02 julio 2025

Regresiones magnetofónicas



P. Alhazred

Era diciembre del noventa y seis y la ciudad aún olía a empedrado mojado y tardes lentas. En una casa del centro, vieja y crujiente como las páginas de un cuaderno universitario olvidado, cinco amigos se reunían un viernes a celebrar el rito más sagrado de sus veinte y pocos: hablar hasta que se acabe el ron, el aguardiente barato o en el mejor de los casos, el tequila.

La grabadora, negra y tosca, reposaba al centro de la mesa, entre vasos desiguales y una botella de licor. Joaquín, siempre el primero en tomar la palabra, presionó “REC” y anunció con solemnidad:

—Bienvenidos a The Takos y Consejos Prácticos para el Hogar… Flavio, tú primero. Háblanos del oriente.

Flavio se removió en su silla de cuero gastado, y con la voz aún empapada por el asombro, describió Palora: el viaje de veinte horas, la gabarra cruzando el Napo, los ojos curiosos del pueblo, y la muchacha de cabello lacio que nunca volvió a ver.

Después fue el turno de Christian. Joaquín, con su ironía habitual, lo eligió para hablar de relaciones prematrimoniales. Las risas no tardaron. Christian, medio en broma, medio en serio, habló de respeto, de amor, de cómo a veces una mujer te impacta tanto que ni siquiera te atreves a tocarla.

Marco se mantuvo en silencio hasta que lo invitaron a hablar. Su voz se quebró apenas al recordar un beso junto al río, al atardecer, un amor que no fue. Una balada del recuerdo empezó a sonar de fondo. Cantaron todos. El licor les ayudaba a nombrar aquello que en sobriedad no sabían cómo decir.

—Estamos ahogados —dijo Joaquín al final, con una copa en alto—, pero no de licor. Ahogados por la basura que cargamos todos los días. Por lo que no decimos.

Y siguieron hablando. Grabando. Por si el futuro, algún día, quería escucharlos.

Epílogo: La cinta

Años después, Marco encontró la cinta en una caja de cartón, al fondo del altillo de la casa de sus padres. Tenía polvo, moho y el olor a cosas que ya no existen. Al verla, supo de inmediato qué era.

Buscó un viejo reproductor en una tienda de segunda. Cuando por fin pudo reproducirla, escuchó voces jóvenes que hablaban con furia, con deseo, con torpeza y verdad. Estaban todos ahí: Joaquín, con su tono de líder irónico; Christian, que dudaba de todo menos del amor; Flavio, con su asombro amazónico; Ramiro, interrumpiendo con ocurrencias; y él mismo, Marco, confesando que un beso podía quedarse suspendido veinte años en la memoria.

Se quedó quieto, con los ojos cerrados, escuchando.

Los amigos se habían dispersado. Algunos se fueron a otras ciudades, otros a matrimonios o divorcios, y uno —el más alegre— ya le había perdido el rastro. Pero en esa cinta seguían juntos, eternos, riendo entre canciones y consejos absurdos.

Marco presionó pausa, sonrió, y susurró:

—Gracias por grabar esto, Joaquín.

Y esa noche, como tantas otras, volvió a brindar en silencio por The Takos, por todo lo que fueron, por lo que aún eran en la memoria y por las palabras que, incluso en una cinta olvidada, siguen diciendo lo que importa.

Marco vuelve a escuchar la grabación:

JOAQUIN. – Marco, Flavio, Ramiro, Christian, vengan vamos a iniciar… Esta reunión se llama The Takos y Consejos prácticos para el hogar. ¡Grabando! Cuéntanos Flavio de tu viaje al oriente.

FLAVIO. – Fue hace unas tres semanas… (silencio)

JOAQUIN. – Pero cuéntanos todo lo que hiciste, lo que viste, como es el oriente…

FLAVIO. – Vi tremendos paisajes…

JOAQUIN. – ¿Cuál es la diferencia con esta ciudad?

FLAVIO. – En el oriente te tratan bonito y aquí como a perro…

JOAQUIN. - ¿Por qué lo dices? ¿Tiene esta ciudad algo siniestro?

FLAVIO. – Porque en esta ciudad te valoran por el dinero, allá no…

JOAQUIN. – ¿Allá no?

FLAVIO. – Allá te consideran por lo que eres, por lo que estás haciendo, te consideran bastante…

JOAQUIN. – Cuenta alguna anécdota que te haya pasado, te confundieron con extranjero o algo así?

FLAVIO. – Llegamos un domingo a las tres de la tarde.  El autobús nos dejó justo en el parque central de Palora y la gente nos comenzó a ver como que fuésemos gringos…

JOAQUIN. – ¿Es un lugar como para irse a vivir?

FLAVIO. – Si hubiera una buena posibilidad de trabajo sí me fuera, es tranquilo el pueblo.

JOAQUIN. – Pero dijiste que allá no se interesan tanto por el dinero.

FLAVIO. – De algo tienes que vivir…

JOAQUIN. – Si, de ley. ¿Es largo el viaje?

FLAVIO. – Para llegar primero tomamos autobús hasta Macas, se hace doce horas, de ahí otro autobús unas dos horas más, luego hay que hacer transbordo y luego cruzar el río en gabarra…

JOAQUIN. – ¿Gabarra?

FLAVIO. – Si, el bus se sube en esta embarcación y así cruza el río Napo… en total son diecinueve o veinte horas para llegar.

MARCO. – ¡Veinte horas! Pero cuenta que más hiciste, no solo como se llega.

JOAQUIN. – (dirigiéndose a Marco) ya espérate, (a Flavio) prácticamente un día completo de viaje.

FLAVIO. – Salí sábado a las ocho de la noche y llegué el domingo pasado las tres.

JOAQUIN. – Takos y sus consejos prácticos para la vida hogareña, ya mismo Marco y sus viejas cartas, Flavio, ¿había aborígenes en este pueblo? Me refiero a los de lanzas, cerbatanas, taparrabos, caras pitadas…

FLAVIO. – Por supuesto, son parte de la población y tratados por igual.

MARCO. – ¿Son de los que reducen las cabezas?

FLAVIO. – Si entras a su territorio que está más allá del río, te pueden reducir a cenizas, (riendo), pero lo que más me impresionó fue una chica que conocí.

JOAQUIN. – ¿Cómo era ella?

FLAVIO. – Morena, pelo lacio, negro, estudiaba en el colegio, quería verla por última vez el día que regresé, pero ya no la encontré, vivía junto a la casa donde estaba hospedado. El colegio funciona hasta los sábados…

JOAQUIN. – ¿Recomiendas ir para allá?

FLAVIO. – Por supuesto, es un pueblo que vale la pena ir a conocer.

MARCO. – Con el calor hogareño de estas épocas navideñas absurdas, continuamos la grabación con Christian.

JOAQUIN. – Aprovechando la conjunción de los planetas y estrellas seguimos con Christian, que ha sido elegido para hablarnos de las relaciones pre matrimoniales.

CHRISTIAN. – ¿Y por qué yo ese tema?

JOAQUIN. – Eres el más experto, supuestamente.

MARCO. – Vos ya estás casado, para muchos.

CHRISTIAN. – Bueno eso sí, (riendo), pregunten entonces…

JOAQUIN. – ¿Qué opinas de las relaciones pre matrimoniales?

CHRISTIAN. – Creo que se dan en muchas personas, aunque no es que necesariamente sean pre - matrimoniales…

JOAQUIN. – Relaciones sexuales entre enamorados, entonces.

CHRISTIAN. – Creo que es de acuerdo al cariño que se tienen…

JOAQUIN. – ¿Pero son buenas, malas?

CHRISTIAN. – Yo pienso que son buenas en cierto modo, puede que haya más confianza, pero también influye en el respeto.

JOAQUIN. – En el respeto, ¿por qué?

CHRISTIAN. – Puede haber cambios en la forma de tratarse, una mayor familiaridad en el trato, ya no existe el mismo respeto entre enamorados.

JOAQUIN. – Si existe amor, ¿son necesarias las relaciones en una pareja?

CHRISTIAN. – Pienso que no, pero también depende el nivel de amistad que haya existido previamente, el cariño se demuestra con la confianza y el respeto hacia la otra persona.

JOAQUIN. – Tener relaciones no es una falta de respeto…

CHRISTIAN. – No, pero ahí se pierde, muchas veces, el respeto.

MARCO. – Hay diferencia, para las mujeres es mejor llegar vírgenes al matrimonio, mientras que, para los hombres, mientras más experiencia, mejor.

CHRISTIAN. – (increpando a Marco) Espera tu turno, me están entrevistando a mí.

JOAQUIN. – (respondiendo a Marco) Eso no es justo, es parte del machismo social, tanto el hombre como la mujer pueden llegar vírgenes si así lo deciden

MARCO. – Para eso existen las trabajadoras sociales

JOAQUIN. – ¡Sexuales! (ríen todos)

RAMIRO. – Lo que pasa es que ustedes no han oído conversaciones de mujeres, ellas hablan igual que nosotros.

CHRISTIAN. – Claro eso sí, hay chicas que piensan que tener relaciones prematrimoniales es lo máximo.

JOAQUIN. – Creo que está feo hablar de relaciones prematrimoniales si no estamos de acuerdo con el matrimonio, que es una institución que no debería existir…

FLAVIO. – Matrimonio según la forma católica.

MARCO. – Y de cualquier otra religión.

CHRISTIAN. – Yo pienso que el amor solo se obtiene cuando uno llega a los 80 años con una misma persona, solo ahí podría yo definir que es el amor.

JOAQUIN. – Nadie sabe aquí lo que es el amor, más bien debería ser como un contrato de futbolistas, que se renueva cada cierto tiempo, o un préstamo con opción a compra.

FLAVIO. – ¡O como los futbolistas de nuestro país en el extranjero, devueltos por malos!

RAMIRO. – (Riendo) no nos desviemos del tema.

JOAQUIN. – Resumiendo lo que dice Christian, las relaciones no son malas, pero podrían perjudicar bastante a una relación.  En este momento ¿no tendrías relaciones con tu enamorada si ella te lo pide?

CHRISTIAN. – No, a ella le respeto bastante, incluso hay personas que te gustan y las quieres, pero hay una sola persona que te impacta tanto y le respetas tanto que no puedes...

MARCO. – (Interrumpiendo) Eso también me pasó a mi con alguien que quise mucho.

FLAVIO. – Yo sé con quién…

MARCO. – ¡No lo digas!

JOAQUIN. – Cuenta Marco… en exclusiva

MARCO. – Fue un cinco de enero de este año, la llevé a la orilla del río, estuvimos conversando de cosas… era un atardecer el sol se ocultaba (hace pausas largas)

JOAQUIN. – Sigue, pero cuenta rápido…

MARCO. – Bajo ese ocaso interminable, eran como las seis de la tarde y seguíamos conversando, de pronto le dije: “sabes que contigo es muy diferente lo que me está pasando, pero solo te quiero decir una cosa…”

RAMIRO. – (interrumpe) Ya no hay más tequila ¿o sí?

MARCO. – Solo le di un beso y de ahí nunca más.

JOAQUIN. – Brindo, brindo a tu salud, ¡grande Marco!

MARCO. – Sólo fue ese instante, pero es un amor que nunca pudo llegar a ser.

(de fondo inicia la canción “Extraño todo aquello que era mío”)

JOAQUIN. – Todos tenemos ese tipo de amor.

MARCO. – No fue nada para mí, (se dirige a la chica del relato) pero si algún día escuchas esto: eres lo mas grandioso que me ha pasado, aunque eres un amor imposible…

JOAQUIN. – (Interrumpe) Ya gracias… terminó la intervención de Christian y de Marco en este debate sobre relaciones prematrimoniales.

(Marco sigue hablando de fondo mencionado un nombre de mujer)

JOAQUIN. – Somos el grupo The Takos, tantos recuerdos, anécdotas que nos han pasado y jamás las podremos olvidar…

(voces cantan canciones indistintamente)

JOAQUIN. – Y como falta poco para que termine este lado de la cinta, en minutos viene Ramiro con el tema “Pinche Universidad”, hasta tanto hablemos un poco de los dioses personales que tenemos por acá, el único dios que esta por aquí visible es el licor, pues casi todos lo aceptan, ricos, pobres, negros, blancos, periodistas, betuneros, ladrones, el licor es algo tan aceptado que todos lo amamos porque es lo único que nos hace hablar aquello que está reprimido en nuestras almas.

MARCO. – (con tono español) Déjate de gilipolleces, ¿vale?

JOAQUIN. – Otros dioses pueden ser el dinero, que es aún más aceptado y claro, los dioses de las religiones…

MARCO. – (con su acento normal) Es viernes trece de diciembre de mil novecientos noventa y seis, deben ser aproximadamente las once con treinta de la noche en presencia del grupo The Takos y los espíritus que también nos acompañan y rondan para ayudarnos a sacar nuestras palabras.

JOAQUIN. – Las cosas que tenemos guardadas y que solo el dios licor las puede sacar.

MARCO. – Aquella botella que tenemos ahí, nos deja que cada uno de nosotros se desahogue…

JOAQUIN. – Ahogados vivimos por tanta basura que vemos día a día, por tanta porquería que nos meten en nuestra ca…

(cinta del lado 1 finalizada)


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